Prêmio Nacional de Poesia de 2012 concedido pelo Ministério da Educação, Cultura e Esportes da Espanha
Correspondencia
Fosa común de pájaros y fuentes
eran tus ojos en la tarde ardida.
Había un brillo cruel de luz mordida
en tus labios sin besos y en tus dientes.
Ayer dos corazones coincidentes,
hoy dos bordes sangrantes de una herida,
mañana doble sombra de guarida
de sierpes y de lobos impacientes.
Tú, aquí; él, por ahí: Porque no es buena
la vida, no: No es justa y no es sagrada
para quien muerde el fruto de la ciencia.
Esa ciencia que nace de la pena
de no verse mirada en su mirada,
pedir amor y recibir paciencia.
Idillo
Dicen todos: Ellos son,
ellos cantan, ellos miran
la aurora de las acequias,
el ruiseñor que origina
tristezas de amor, extrañas
y suaves melancolías.
¡Cuánta flor han deshojado,
cuánta mirada cautiva,
cuánto encaje de hilo limpio,
cuánto beso sobre el día
que como un pozo de brasas
se enciende y los aniquila!
...no son ellos; ya no son
más que tórtola en la encina,
más que el agua del venero,
más que la flor de alegría,
más que una vara de nardos
llameante a maravilla,
el torso bello y desnudo,
la boca que les destila
ámbares, rosas, jazmines
y una palabra no dicha,
palabra sola que son,
amor, amor... Y la brisa
los lleva, blancos y puros,
los lleva a las altas cimas,
los lleva a las luces ebrias,
hacia las estrellas fijas…
Pasión
Con estos mismos labios que ha de comer la tierra,
te beso limpiamente los mínimos cabellos
que hacen anillos de ébano, minúsculos y bellos,
en tu cuello, lo mismo que el pinar en la sierra.
Te muerdo con los dientes, te hiero en esta guerra
de amor en que enloquezco. Sangras. Y pongo sellos
a las heridas tibias, con besos, besos....Ellos
que han de quedar comidos, mordidos por la tierra.
Tal ímpetu me come las entrañas, que sorbo
tu carne palmo a palmo, cerco de llama el sexo,
te devoro a caricias, y a besos, y a mordiscos.
Ni la muerte, ni el ansia, ni el tiempo son estorbo.
El abrazo es lo mismo si cóncavo o convexo,
y yo soy un cordero que trisca en tus apriscos.
Tigres en el Jardín
Como un ascua de odio te hemos visto en la aurora,
como un trigal de cielo derramado en la vega,
y hemos sorbido el agua que tu contacto dora
y ese aroma de rosas que nos cerca y anega.
En este huerto el lirio es feliz. Sólo implora
libertad nuestra sangre, mientras la nube llega,
se riza y, leve, pasa. Da el chamariz la hora,
y el gozo de la sombra, como un rencor, nos niega.
Solos entre las dalias, entre cedros y fuentes,
tanto nos asediamos que nos cala hasta el hueso
este amor sin futuro y esta luz de los dientes.
Tigres somos de un fuego siempre vivo e ileso,
y te odiamos por libre, recio sol, mientras puentes
de plata ha levantado la muerte a nuestro beso.
Nenhum comentário:
Postar um comentário