Las playas de Chile II
Miren las playas de Chile
Hasta el polvo se ilumina
en esos parajes de fiesta
i. Las playas de Chile son una fiesta en sus ojos
ii. Por eso hasta el polvo que los cubría se hacía luz
... en sus miradas benditos lavándose las mortajas
iii. Por eso la patria resplandecía levantándose desde el
... polvo como una irradiada en las playas de sus ojos
... relucientes para que hasta los sepultos puedan ver
... la costa en que se festejaron cantando esos dichosos
Las utopias
i. Todo el desierto pudo ser Notre-Dame pero fue el
... desierto de Chile
ii. Todas las playas pudieron ser Chartres pero sólo
... fueron las playas de Chile
iii. Chile entero pudo ser Nuestra Señora de Santiago
... pero áridos estos paisajes no fueron sino los
... evanescentes paisajes chilenos
Donde los habitantes de Chile pudieron no ser los habitantes de
Chile sino un Ruego que les fuera ascendiendo hasta copar el
cielo que miraron... dulces... ruborosos... transparentándose como
si nadie los hubiera fijado en sus miradas
iv. Porque el cielo pudo no ser el cielo sino ellos
... mismos... celestes... cubriendo como si nada los áridos
... paisajes que veían
v. Esos habrían sido así los dulces habitantes de Chile
... silenciosos ... agachados... poblándose a sí mismos sobre
... las capillas de su Ruego
vi. Ellos mismos podrían haber sido entonces las pobladas
... capillas de Chile
Donde Chile no pudo no ser el paisaje de Chile pero sí el cielo azul
que miraron y los paisajes habrían sido entonces un Ruego sin fin
que se les escapa de los labios ... largo ... como un soplo... de toda
la patria haciendo un amor que les poblara las alturas
vii. Chile será entonces un amor poblándonos las alturas
viii. Hasta los ciegos verán allí el jubiloso ascender de
... su Ruego
ix. Silenciosos... todos veremos entonces el firmamento
... entero levantarse... límpido... iluminado... como una
... playa tendiéndonos el amor constelado de la patria
Y volvimos a ver las estrellas
Acurrucados unos junto a otros contra el fondo del bote
de pronto me pareció que la tempestad, la noche y yo éramos sólo uno
y que sobreviviríamos
porque es el Universo entero el que sobrevive
Sólo fue un instante, porque luego la tormenta nuevamente
estalló en mi cabeza y el miedo creció
hasta que del otro mundo me esfumaron el alma
Sólo fue un raro instante, pero aunque se me fuese la vida
¡Yo nunca me olvidaría de él!
La marcha de las cordilleras
i. Y allí comenzaron a moverse las montañas
ii. Estremecidas y blancas ... ah sí blancas son las heladas
... cumbres de los Andes
iii. Desligándose unas de otras igual que heridas que se
... fueran abriendo ... poco a poco... hasta que ni la nieve
... las curara
iv. Y entonces... erguidas... como si un pensamiento las
... moviese ... desde los mismos nevados ... desde las mismas
... piedras... desde los mismos vacíos... comenzaron su
... marcha sin ley las impresionantes cordilleras de Chile
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